Lluvia: Definición, Características, Origen, Tipos y Medición

Definición de Lluvia

La lluvia se define como un fenómeno atmosférico de carácter meteorológico que se suscita dentro del medio ambiente, pudiendo considerarse como algo muy común, pero a su vez sorprendente.

Desde una perspectiva científica, la lluvia se concibe como la simple precipitación del agua desde las nubes hacia la superficie terrestre, la cuál se genera como consecuencia de la condensación del vapor de agua que se encuentra contenido las nubes y cae por efecto de la gravedad hacia el suelo.

La lluvia siempre se presenta en estado líquido. Sin embargo, en algunas ocasiones puede hacerse acompañar en diversos estados tales como el gaseoso por medio de la neblina y el sólido en presentación de granizo. La lluvia junto con la luz solar, son esenciales para la vida en el planeta tierra.

Tal fenómeno hidrometeorológico puede impactar de manera positiva y negativa dentro de la existencia de los seres vivos, especialmente en la vida humana, debido a que su presencia excesiva puede ocasionar graves desastres naturales como derrumbes, vaguadas e inundaciones, los cuáles generan estragos y grandes complicaciones tanto en las áreas urbanas como en las rurales. Mientras que su ausencia, produce sequías, siendo estas perjudiciales para el desarrollo de diversas actividades económicas de subsistencia tales como la agricultura y ganadería.

Dentro del medio natural de los ecosistemas, la lluvia brinda regado natural a diversos especímenes de flora y vegetación, lo cuál se constituye como un elemento indispensable para sus funciones vitales, permitiendo la conservación y generación de espacios ecológicos dentro de los conglomerados urbanos, contribuyendo a una mejor calidad de vida para la población.

El tamaño de las gotas de lluvia se sitúa alrededor de 0,5 mm de diámetro, las cuáles pueden denominarse llovizna, cuando caen a la superficie en menor cantidad.

Características de las lluvias

Duración:

Las precipitaciones se suscitan durante un periodo de tiempo, dentro de un área determinada. El tiempo de desarrollo de este evento climatológico puede oscilar entre unos cuantos minutos a varios días.

Intensidad:

Esta característica se enlaza directamente con la anterior (Duración), debido a que dentro un mismo tiempo de retorno, si aumenta la duración de lluvia, se disminuye su intensidad. Tal formulación es conocida como curvas IDF, la cuál se define en este caso como relación de Intensidad-Duración-Frecuencia y que determina matemáticamente a estos elementos de desarrollo.

Altura y Profundidad:

Para determinar estas características, se utilizan equipos para la medición de las precipitaciones conocidos como pluviómetros, los cuáles permiten expresar la cantidad de agua en Mililitros (ml), teniendo como referencia que 1 mililitro de agua sobre 1 metro cuadrado de superficie es equivalente a 1 litro.

Esta caracterización se realiza según la altura del agua precipitada sobre un metro cuadrado de superficie horizontal impermeable, considerando como si la totalidad del contenido líquido no se escurriese.

Frecuencia:

La reiteración con la que se suscita este fenómeno climatológico, se relaciona con el periodo de retorno, debido a que este criterio de tiempo, permite estudiar y analizar acerca de las  posibilidades de ocurrencia de las lluvias, basándose en el tiempo medio entre sucesos de baja probabilidad.

La altura del área determinada como también la duración de las precipitaciones anteriores, son los parámetros a través de los cuáles se puede determinar la frecuencia de acción de este acontecimiento meteorológico.

Origen de la lluvia

La lluvia se origina como consecuencia de los cambios de presión o en la temperatura atmosférica y según la disponibilidad del agua en el medio, siendo dependiente de tales factores y de la radiación solar para su formación.

Asimismo, las lluvias pueden suscitarse en diversos tipos de nubes como también distintos sistemas organizados de células convectivas, considerando que la lluvia abundante de manera persistente requiere la renovación continua de las capas de nubes, a través de un movimiento de ascenso de las más inferiores, que les permita ubicarse en condiciones propicias para que se pueda producir la lluvia.

Tipos de Lluvia

Lluvias de convección:

Son aquellas que se suscitan como consecuencia del calentamiento de las capas bajas que se mantienen en contacto con la superficie terrestre, generando aire mas ligero, el cuál se expandirá, aligerará y pesará menos. Durante el ascenso del aire, este se enfría, condensa y como consecuencia de esto, se producen las precipitaciones.

Este tipo de lluvia suele ser característico de latitudes cálidas como también de tormentas de verano en zonas templadas. Asimismo, suelen ser conocidas como torrenciales debido a que se suscitan en grandes cantidades y de manera muy rápida.

Lluvias orográficas:

Es el tipo de precipitación líquida, que se produce como efecto de la coalición entre un relieve de montaña con una masa de aire húmeda, la cuál sube por la ladera en orientación hacia el viento.

Lluvias ciclonales:

Cuando dos masas de aire de características térmicas diferentes entran en contacto, se producen las denominadas lluvias ciclonales o frontales como también se les conoce.

Medición de la cantidad de agua

Los criterios para la medición de la cantidad de agua de lluvia son determinados en mililitros de agua como también en litros caídos por unidad de superficie de metros cuadrados, considerando que un 1 mililitro de agua sobre un 1m² de superficie terrestre es equivalente  a 1 litro.

La cantidad de agua que expenden las lluvias en áreas determinadas, son medidas con los pluviómetros. A través de ellos, se expresan en mililitros de agua, el semejante de agua acumulable en una superficie durante un periodo de precipitación.

Los imponentes avances tecnológicos de las últimas décadas, han dado paso a una nueva era donde es posible determinar la duración y cantidad exacta del agua que cae a la superficie por efecto de lluvias. Tal como es el caso de los pluviómetros, los cuáles hasta hace menos de 25 años, no podían registrar la evolución de la lluvia en tiempo real, siendo revisados 2 veces al día para conocer el desarrollo de este fenómeno climatológico en cantidad, duración e intensidad.

Esto cambió con la llegada de los pluviógrafos, los cuales a través de un registro de grabación mecánica, registran la cantidad de agua en un cierto intervalo de tiempo. En la actualidad, tales equipos funcionan de manera informatizada, mediante un dispositivo digital y un computador para almacenar datos.